Al menos 5.000 militares permanecían desplegados el domingo en un departamento del noroeste de Colombia para garantizar la seguridad y movilidad de sus habitantes, luego que un frente del Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunció un paro que restringiría la circulación terrestre y fluvial en la zona, según una autoridad militar.
El frente de Guerra Occidental Olmar Gómez, del ELN, había advertido que un “paro armado indefinido” regiría desde el domingo en los ríos San Juan, Sipi y Cajón y en la carretera Novita-Torra, en el departamento del Chocó. Justificó la medida en “los fuertes combates” con el Clan del Golfo, otra agrupación armada con la que se disputan territorio.
El comandante de una las fuerzas de tarea conjunta, coronel Christian Leguizamón, en declaraciones a la W Radio de Colombia, aseguró, que la movilidad en la zona se desarrolla con normalidad. Agregó que unidades militares están apostadas “ejerciendo el control” y “para garantizar los derechos ciudadanos”, declaró.
Reportes de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán en su cuenta de X, antes Twitter, desde el río Sipi y San Juan mostraban la afluencia de personas que circulaban en embarcaciones y “en libre movilidad”.
El coronel Leguizamón afirmó que la medida anunciada por el ELN se produce cuando el cese al fuego bilateral acordado con el gobierno no se ha renovado, por lo que consideró que “es la manera que tienen para hacer presión”.
La gobernadora del Chocó, Nubia Calderón, aseguró en un video remitido en un chat de periodistas que el combate y la disputa territorial entre los dos grupos agudiza “una crisis humanitaria” entre las comunidades negras, indígenas y campesinas que habitan esos territorios.
Según Calderón se afecta la movilidad, pero además las actividades comerciales, educativas, de salud y otras que impiden que su vida transcurra en tranquilidad. El conflicto, dijo la funcionaria, deja unas 30.000 personas confinadas y unas 15.000 en condiciones de desplazamiento.
Los diálogos de paz que se reactivaron entre el gobierno de Gustavo Petro y el ELN desde 2022 entraron en una crisis cuando el gobierno avaló un diálogo regional en Nariño, fronterizo con Ecuador, con una facción del ELN que rompió con el mando general. Desde entones las rondas de negociación están suspendidas por lo que el cese al fuego bilateral vigente desde agosto de 2023 venció sin un acuerdo para prolongarlo.
Esa guerrilla, fundada en 1964, exige que el gobierno deje de lado las conversaciones regionales y hacer público un decreto en el que lo retire de la lista de “grupos armados organizados” para darle un estatus más político y así retomar las negociaciones.
En febrero, otro paro armado protagonizado por el mismo frente armado del ELN interrumpió las actividades en el Chocó por cuatro días.
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