Redactor
Ago 24, 2024 – 8:29 am
Actualmente, Yeison Jiménez es, quizá, el cantante colombiano de música popular más reconocido a nivel mundial gracias a los diferentes éxitos que han marcado sus 13 años de carrera.
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Pero antes de lograr la fama y el éxito del que goza hoy en día, el oriundo de Manzanares, Caldas, vivió una difícil infancia en la que fue, según contó, “bandido”. Aunque en varias entrevistas tocó el tema muy por encima, en los últimos días dio más detalles de lo que vivió antes de comenzar su carrera artística.
Lo hizo en su nuevo pódcast ‘Camino al éxito’, espacio en el que busca brindarle una ayuda a sus seguidores para encontrar su camino a la felicidad y la plenitud.
“Tengo 32 años y en algún momento fui rapero, cristiano, bandido, estuve en la calle, robé, hice mil cosas que yo sabía que no estaban bien, pero que yo sabía que era lo que la sociedad hacía. Yo decía ‘esto es lo que tengo que hacer para ser alguien en el barrio, para que las chicas se fijen en mí y digan ¡qué hombre!’”, narró inicialmente.
Allí, Yeison Jiménez abrió totalmente su corazón y confesó que estuvo en malos pasos, a tal punto de conocer las drogas y el alcohol muy joven.
“No me avergüenzo de haber sido lo que fui ni de haber recorrido los caminos que recorrí, sobre todo, de tener un pasado […]. En algún momento de mi vida conocí la calle, las drogas y tuve una transición entre los 13 y 19 años, en donde vi morir mucha gente, donde todos mis amigos con los que me emborrachaba murieron a los 16,17 o 18 años”, recordó el artista.
Para él, en esa época lo único que pasaba por su mente era que podía encontrar la muerte en cualquier momento.
“Siempre había una incógnita en mí y era: ¿en qué momento voy a morir? Imagínense un muchacho de 17 años pensando en qué momento iba a morir por el simple hecho de estar en un sistema de barrio que nos obligaba a estar en la calle llenos de problemas porque eso era ser de barrio”, mencionó en su programa.
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Por último, agregó: “Yo me encontraba todos los fines de semana armado, caminando durante largas horas de la noche y madrugada por calles y carreteras, donde lo único que buscaba era alguien que me dijera algo. Tenía mucha rabia en mi corazón y me sentía capaz. No conocía el miedo, hoy en día me da miedo salir de mi casa hasta en un carro blindado. En ese momento, la vida no valía nada”.
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