Una marcha multitudinaria en contra del gobierno de Bolivia liderada por el expresidente Evo Morales hacía su ingreso el lunes a la ciudad de El Alto en su camino a la capital, La Paz, sin hallar resistencia tras los violentos choques de la víspera que dejaron una veintena de heridos. La caminata plantea un duro desafío al presidente de Bolivia, Luis Arce, liderado por su exaliado y ahora acérrimo rival.
Horas antes, Arce volvió a convocar a un diálogo con Morales tras los violentos enfrentamientos callejeros de la víspera entre seguidores de ambos en un intento por impedir el ingreso a La Paz de la columna que por siete días lideró el exmandatario, que el lunes caminaba unos metros atrás de la cabeza vestido con un poncho indígena.
La llamada “marcha para salvar Bolivia” reclama a Arce soluciones a la crisis económica y sobre todo que el gobierno y las autoridades reconozcan a Morales como único líder del gobernante Movimientos al Socialismo (MAS) y se le permita postular a las elecciones de 2025 después de que fuera inhabilitado por un fallo del Tribunal Constitucional a fines del año pasado.
La columna de Morales avanzaba el lunes temprano sin oposición y entre algunos aplausos por el barrio de Ventilla, en las afueras de ciudad de El Alto, vecina a la capital y escenario de los altercados del domingo.
“Pese a todo este ambiente de confrontación el gobierno ratifica su decisión de convocarte en el marco del respeto mutuo”, dijo Arce el domingo, dirigiéndose a Morales en un mensaje por televisión. Hasta ahora todo intento de diálogo entre ambos ha resultado infructuoso y ambos líderes se han culpado mutuamente por la violencia desatada durante la marcha, que ha cobrado una treintena de heridos.
Arce acusó a Morales de movilizar a sus bases “solo por ambiciones personales”, mientras Morales señala a Arce de ser responsable de agravar la económica y de la división del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).
“El gobierno envió funcionarios y a la policía a agredir al pueblo”, dijo Morales en las afueras de la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, en la ultima parada antes de dirigirse a la capital.
Morales aceptó dialogar si Arce acudía a la marcha en plena carretera. El domingo dijo que su ingreso a La Paz se realizaría por varios ingresos a la ciudad. El lunes la plaza mayor donde están la casa de gobierno y el legislativo amanecieron cercadas por barras metálicas y una fuerte custodia policial que se extendía a cuadras a la redonda. Las labores escolares fueron suspendidas ante el temor de nuevos enfrentamientos entre bandos rivales.
El defensor del Pueblo, Pedro Callisaya, se ofreció a mediar en el conflicto y hacía esfuerzos para reunir a las partes. “Hay acercamientos”, dijo.
Es la más grave crisis que afronta el fracturado Movimiento al Socialismo (MAS) que gobierna el país desde hace 17 años. Arce y Morales se disputan el liderazgo y control del aparato partidario de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.
Es también la peor crisis política del país desde 2019 tras una polémicas elecciones denunciadas como fraudulentas por la Organización de Estados Americanos (OEA) en las que Morales buscaba una tercera reelección lo que provocó un estallido social con 37 muertos que obligó a Morales a dimitir y salir al exilio.
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