Este sencillo joven, nacido en la población de Soacha, Cundinamarca, ha demostrado una pasión tan grande por el arte marcial del hapkido, que lo ha llevado a destacarse como creador, atleta, descubridor de talentos, dirigente y entrenador. Hoy es el mayor referente colombiano y lider del crecimiento de este deporte.
Por Alberto Galvis Ramírez
Director de la Revista Olímpica del COC y presidente de la Academia Olímpica Colombiana.
El camino fue curioso: artes marciales, patinaje, fútbol, béisbol, taekwondo, kikboxing, levantamiento de pesas y fisicoculturismo, para al hapkido, un deporte poco conocido en Colombia.
Ese extraño y en apariencia variopinto camino recorrido por Richard Suárez le brindó muchas nociones sobre la actividad física y le permitió estar completamente convencido de que su elección, por muy ajena que fuera a las estaciones visitadas, era acertada, porque el hapkido requería de la combinación equilibrada de fuerza mentales y físicas, que reforzó en cada paso dado.

Richard Suárez Vélez, el mejor hapkidista de Colombia desde hace algunos años, doble campeón en el reciente Sudamericano, que se desarrolló en Asunción, Paraguay, y que contó con más de 200 atletas de cinco países, dice ser “hijo del Dios varón del sol de Soacha”, un símbolo ancestral de la poblacion cundinamarquesa vecina de Bogotá, representación pictórica del dios sol, la más importante deidad de proteccion espiritual de los muiscas -tal vez una lechuza u otro pájaro, o símplemente una figura amorfa- estampada en una piedra, grabado hace muchos siglo y vandalizada con pintura negra, pero que perdura en la memoria y el corazón de los nativos de dicho centro histórico del imperio muisca.
Nacido el 3 de febrero de1987, Richard Suárez alcanzó sus mejores resultados como el número uno del hapkido, en Colombia, además de haber ayudado con su ejemplo, su disciplina y sus resultados, a esa siembra que permitió que este arte marcial se convirtiera en una nueva opción para el deporte de altos logros.
Richard, hijo mayor de Ricardo Suárez y María del Carmen Vélez, poetas y deportistas en artes marciales, ciclismo y patinaje, aún activos, adelantó sus estudios primarios en el Colegio Liceo San Mateo y los secundarios en el Intituto Tecnológico de los Andes y en el Gimnasio Tequendama, en el municipio de Soacha.

A los 12 años se aficionó por el fútbol y por el béisbol, deportes que le permitieron un importante desarrollo motriz. A los 14 años probó en el taekwondo, en el kickboxing, y el fisicoculturismo, actividades que no le permitieron tener un perfil único, pero sí hacerse más fuerte fisica y mentalmente y desarrollar buenas facultades motrices para la actividad física.
Los 14 años fueron definitivos para Richard, porque ingresó al club Deportivo San Mateo, acompañado por uno de sus hermanos y bajo la tutela de su padre, para practicar taekwondo y kickboxing, dos artes marciales algo diferentes, porque la primera marca puntos sólo con golpes de los pies y la segunda con golpes de pies y manos, pero las dos siguen códigos de comportamiento que -curiosamente- enseñan la no violencia, como norma de vida y al respeto por la integridad de los atletas.
Estas dos disciplinas contaban con el levantamiento de pesas como soporte de la formación y preparación, que practicaban de manera empírica, en su casa, con unas pesas construidas por su padre y mentor, para mejorar la fuerza de los dos hermanos. De la misma manera seguían una dieta con base en proteínas y complementos, que contrarrestaban la alta carga física generada por los entrenamientos.
En el año 2003, con 16 años, Richard Suárez participó en un torneo bogotano de kapkido, en el cual obtuvo su primera medalla de oro, y siguió, además, con el fisicoculturismo, en el cual cosechó algunos buenos resultados.
Ya posicionado como figura del hapkido y del fisicoculturismo, en el año 2012, cuando tenía 25 de edad, la Federación Colombiana de Hapkido le encomendó a Richard Suárez la tarea de crear las ligas de Bogotá y de Cundinamarca. Apoyado por la profesora Johana Soriano, Richard comenzó en dónde debia comenzar, el Soacha, con la creación de clubes, que dieron lugar a las dos ligas y los clubes suficientes para lograr el reconocimiento deportivo.

Las nuevas estructuras permitieron una mayor divulgación del hapkido entre los jóvenes lo que permitió estructurar un primer ranking y participar en certámenes internacionales, como un campeonato panamericano, en Venezuela, en la cual él logra una medalla de bronce, que le abrió las puertas en el país para dar a conocer esta disciplina.
Desde entonces, Richad Suárez ha sido el referente más importante de este deporte, porque empezó a acumular buenos resultados, como dos medallas de oro en el Latinoamericano celebrado en Brasil, en 2014; un bronce, en el Mundial en Estados Unidos y dos oros en el Suramericano de Paraguay, en 2015; dos oros en el Mundial de Monterrey, México, en 2017; dos oros y una plata en el Internacional de Hapkido celebrado en Cancún, México, una plata y un bronce, en los Juegos Mundiales de Londres, y dos oros y un bronce, en el Panamericano de Brasil, todo en 2019; un bronce, en el Mundial de Rusia, en 2021; un oro y una plata en el Panamericano de Cancún, en México, en 2023, y el reciente doblete dorado en el Suramericano de Hapkido, celebrado en Asunción, Paraguay.
Pero, además de sus éxitos deportivos, Richard Suárez se ha preocupado por su formación académica, que le permitió graduarse como entrenador deportivo, en el 2022, y comenzar una segunda carrera, la de licenciatura en educación física, recreación y deporte, en la que cursa actualmente el octavo semetre.
Su vocación por la formación permanente lo ha impulsado a participar en cursos seminarios, diplomados de administración y gestión deportiva, y su pasión por difundir el hapkido dentro y fuera de nuestra fronteras, y a crear, acompañado por la profesora Giovanna Soriano, a formar parte del grupo que creó el Consejo Panamericano de Hapkido, que es la organización que rige o regula el hapkido en nuestro continente. De la misma manera, se ha destacado en la organización de certámenes internacional en territorio colombiano, como una copa mundo, en el 2022.

De su cosecha, y acompañado por la profesora Giovanna Soriano, ha logrado formar a seis campeones del mundo y a varios campeones panamericanos, sudamericanos y nacionales. En el 2019, tuvo la oportunidad de ser entrenador designado por la Federación Colombiana de la selección Colombia para los Juegos Mundiales en Londres, en los cuales logró varias medallas.
Como reconocimiento a su trabajo como pionero del hapkido en Colombia, en el 2019 recibió la Orden al Mérito Policarpa Salavarrieta, en el grado oro, de parte de la Gobernación de Cundinamarca, por ser embajador deportivo departamental, nacional e internacional; en el 2020 la Orden al Mérito del Dios Varón del municipio de Soacha otorgado por el Consejo Municipal, por ser el deportista más representativo del municipio, y en 2022 ingresó al Hall de la Fama de las Artes Marciales de una organización en Argentina, como uno de los 50 mejores artistas marciales del mundo.