Steam es una de las plataformas de videojuegos más grandes del mundo, y es nuevamente el centro de atención en EE.UU., esta vez debido a acusaciones del senador Mark Warner. En una carta dirigida a Gabe Newell, CEO de Valve, Warner asegura que la plataforma es un espacio donde abundan los discursos extremistas, neonazis, de supremacía racial y misóginos. Estas declaraciones llegan luego de un informe reciente de la Liga Antidifamación (ADL) que ya había señalado problemas similares en Steam.
Según Warner, Valve habría ignorado una advertencia previa emitida en 2022 sobre estos temas, eligiendo un enfoque de «no intervención» en la moderación de contenidos. Esto, según el senador, ha permitido que ciertos usuarios perpetúen un ambiente hostil y peligroso en la plataforma. La respuesta de Newell parece ser de total indiferencia, y Valve no ha emitido ningún comunicado formal al respecto.
Estados Unidos enojada con Valve.
Pero el conflicto toca un punto sensible: la libertad de expresión en una plataforma pública. Si bien Steam tiene reglas comunitarias claras que prohíben la incitación a la violencia, amenazas y acoso, Warner argumenta que estas no son suficientes y exige medidas más estrictas. Sin embargo, algunos críticos han señalado que estas demandas podrían contradecir principios fundamentales como la Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU., que protege la libertad de expresión, aunque con limitaciones legales como la incitación directa a la violencia o el acoso explícito.
El caso genera un gran debate. Por un lado, se reconoce la importancia de garantizar un entorno seguro en plataformas digitales masivas. Por otro, se cuestiona si estas exigencias gubernamentales cruzan la línea hacia una forma de censura que podría afectar negativamente la experiencia de los usuarios y el espíritu de las comunidades digitales.
Fuente: IGN