El presidente de Remam (Red Eclesial Ecológica Mesoamericana), Monseñor Gustavo Rodríguez Vega, arzobispo de Yucatán, comparte un mensaje de profundo sentido eclesial tras la partida del Papa Francisco.
Sor Elaine Castro Matheuz – Ciudad del Vaticano
Desde el corazón de Remam, Monseñor Gustavo Rodríguez inicia su mensaje publicado por ADN Celam diciendo: “Ahora que el Papa Francisco nos ha dejado, podemos decir que la fiesta de la Pascua ha envuelto nuestra tristeza y le ha dado un sentido de esperanza a su partida”. Su liderazgo trascendió los discursos y se convirtió en una entrega concreta a la protección de nuestra madre tierra, un llamado a la responsabilidad social y ecológica que la Iglesia no puede ignorar.
El tiempo pascual, símbolo de renovación y gloriosa esperanza, se vuelve el marco perfecto para entender y aceptar la partida del Papa Francisco. En medio del dolor, la Pascua nos invita a confiar en la resurrección, en la promesa de una vida nueva que el Papa Francisco encarnó y nos dejó como herencia.
El Papa Francisco y el compromiso ecológico
Este aspecto marca un comienzo en la historia moderna de la Iglesia. La publicación de la encíclica Laudato si’ en 2015, tal como menciona el obispo Rodríguez, «Francisco fue el primer líder de la Iglesia en abordar con claridad el tema ecológico desde la teología y la pastoral» fue un acto de valentía que unió la fe y el compromiso ecológico, llamando a millones de creyentes y líderes a cuidar de la creación como parte de su misión integral. Este documento fue mucho más que una enseñanza; fue una llamada urgente y amorosa a respetar y proteger la casa común.
Nos enorgullece el gran legado que nos dejó
Desde la perspectiva de mons. Rodríguez, reconoce en la figura del Papa Francisco un líder que transformó la conciencia social y ecológica de la Iglesia. Su liderazgo en redes eclesiales como Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (Remam), y Red Eclesial Panamazónica (Repam), no solo fortaleció la lucha por la justicia ecológica, sino que también despertó en muchas personas una renovada esperanza y un sentido de responsabilidad solidaria con la creación.
“La Iglesia y la sociedad son un ser vivo y esta vida actual tiene siempre nuevas situaciones que la Iglesia en su doctrina social tiene que iluminar”, afirmó. El Papa no sólo renovó la enseñanza, sino que también nos desafió a vivirla en nuestro día a día. La Iglesia, como cuerpo vivo, debe adaptarse y responder a las nuevas realidades sociales y ecológicas con amor, justicia y misericordia.
El legado de Francisco mueve a la Iglesia a continuar su misión
Este legado es especialmente resonante en el contexto latinoamericano, donde los desafíos ecológicos y sociales permanecen. El arzobispo Rodríguez, deja claro su mensaje al expresar, «El legado de Francisco no se agota con su partida, sino que nos desafía a continuar su misión», el camino recorrido por el Papa Francisco nos convoca a continuar aprendiendo, transmitiendo y actuando en favor de una ecología integral y de una Iglesia que acompaña, fortalecida por la misericordia y el amor de Dios. La misión continúa, y en ella, cada fiel tiene una tarea específica.