Stefano Leszczynski – Ciudad del Vaticano
La noche del 13 de mayo, se celebraron las Vísperas, según la liturgia siro-antioquena, con la participación de fieles de la Iglesia siro-católica, de la Iglesia maronita y de la Iglesia siro-malankar. La celebración fue presidida por Su Beatitud Ignace Youssif III Younan, Patriarca de Antioquía de los Sirios, junto con el Arzobispo Mayor siro-malankar, el Cardenal Baselios Cleemis, y con la presencia del Cardenal Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales.
Fieles de todo el mundo
Un momento de oración de gran intensidad caracterizó este evento, al finalizar la segunda jornada del Jubileo de las Iglesias Orientales en la Basílica de Santa María la Mayor, que se encontraba colmada de fieles de todo el mundo. La celebración se desarrolló en el idioma siríaco y, parcialmente, en inglés, considerando también la amplia participación de los miembros provenientes de todo el mundo.
Unidad y paz
El Líbano, Siria, Irak, Turquía e India son los países donde están históricamente enraizadas las Iglesias siro-occidentales, cuyos fieles, después de rendir homenaje a la tumba del Papa Francisco, invocaron en silencio la paz para sus pueblos, afectados por guerras, persecuciones, dificultades y miseria. La alegría de este evento jubilar, dedicado a las Iglesias orientales, se ve empañada por la preocupación ante la difícil realidad que vive el pueblo de Dios en sus tierras de origen. Este fue un punto que el Cardenal Gugerotti quiso subrayar en su saludo al término de la celebración. La cuestión que plantea la diáspora —explicó el purpurado luego en declaraciones a los medios vaticanos— es: “¿Cuánto tiempo podrán resistir en el extranjero las respectivas tradiciones eclesiales, que son las mismas raíces de Cristo, la misma cultura, la misma lengua, la misma sensibilidad?”. Y en este sentido, añadió, “se enmarca el compromiso del Dicasterio, que está al servicio del Santo Padre para garantizar que estas personas puedan permanecer y florecer en su propia tierra”.