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La alegría de los agustinos por la visita del Papa a su Curia General

La alegría de los agustinos por la visita del Papa a su Curia General

Los religiosos cuentan a los medios vaticanos las horas pasadas el 13 de mayo, con el Papa León XIV, que celebró la misa y almorzó con los hermanos. Padre Pedicino: «Casi nos costaba reconocerle como Papa, porque su cercanía, su estar tan cerca de nosotros, nos hacía sentir que seguía siendo el Padre Robert». Monseñor Estrada Herrera: «Nos animó a seguir siendo buenos agustinos, a hacer conocer a san Agustín».

Daniele Piccini – Ciudad del Vaticano

Un día de extraordinaria ordinaridad, todavía como si fuera el padre Robert. El Papa León XIV se lo ha permitido el martes 13 de mayo, al visitar a los hermanos de la Curia General de los Agustinos en Via Paolo VI 25. Ha llegado en coche hacia el mediodía, ha presidido la misa y se ha quedado a comer. Todo como solía hacer antes de su elección. Abandonó la Curia de los Agustinos poco antes de las 15.00 horas, esperado en Via Paolo VI por cientos de fieles jubilosos que le saludaban al grito de «¡Viva el Papa!». Él, desde la ventanilla trasera de su coche azul noche, les devolvió el saludo.

Misa y almuerzo juntos

La sorpresa de este día, que pasará a la historia de la Curia agustiniana, aún pocos minutos después de la partida del Papa, está toda en los ojos brillantes de los hermanos. «Esta mañana estaba invitado por el Prior General a comer -cuenta emocionado el padre Gabriele Pedicino, Prior Provincial de los agustinos de Italia- y a una celebración eucarística. Y en su lugar nos encontramos con la sorpresa de que presidía el Santo Padre, nuestro buen hermano. Vivimos juntos la Eucaristía, luego el almuerzo y un hermoso momento de convivencia, en el que el Papa también habló de sus emociones».

El hermano que se ha convertido en Papa

La familiaridad habitual se solapó con el respeto debido al Santo Padre, en un extraño cortocircuito emocional. «Me llamó mucho la atención -continuó el agustino- la familiaridad con la que nos sentábamos juntos a la mesa. Casi nos costaba reconocerle como Papa, porque su cercanía, su estar tan cerca de nosotros, nos hacía sentir que seguía siendo el Padre Robert».

Lo que sintió el cardenal Robert Francis Prevost en el momento de su elección seguirá siendo un secreto, guardado en ese cofre de confidencias e intimidades, del que sólo sus hermanos guardan las llaves. «Hasta ahora -continúa el padre Pedicino- hemos contado a los periodistas las emociones de los agustinos, ahora también hemos escuchado un poco las del Papa. Lo que ha dicho, por respeto, lo guardamos como un regalo que ha querido hacer sólo a sus hermanos, porque es verdad que es nuestro hermano, pero ahora es el Papa».

La ayuda de Nuestra Señora del Socorro

Durante la homilía de la Misa, el Pontífice, además de un comentario sobre la liturgia del día, reveló a los hermanos quién custodiará su Pontificado. «Nosotros los agustinos», dijo finalmente el padre Pedicino, «celebramos a Nuestra Señora del Socorro, por lo que volvió a hacer un recordatorio de su devoción a María, a esta ayuda, a este socorro al que se encomienda, para el importante ministerio que le ha sido asignado».

«León XIV es Papa y hermano para nosotros».

«Hemos vivido la primera visita del Papa a los cohermanos agustinos», comentaba aún lleno de asombro monseñor Lizardo Estrada Herrera, también religioso de la familia agustiniana, obispo auxiliar de Cuzco (Perú). «Yo diría que fue un momento normal de la vida comunitaria, porque él siempre solía venir aquí y estar con esta comunidad: almorzar y, simplemente, compartir la vida comunitaria. Sólo que ahora es el Santo Padre».

Al igual que su predecesor, el Papa Francisco, el nuevo Pontífice también pidió oraciones por él. «El Papa León XIV -dijo monseñor Estrada Herrera- nos pidió oraciones, nos dio las gracias y nos instó a seguir siendo buenos agustinos, a dar a conocer a san Agustín. Estamos agradecidos por haber vivido este momento de alegría. Disfrutamos estar junto a él, fue una emoción verdaderamente especial».

Un día especial

Un día ordinario, pero al mismo tiempo tan extraordinario que no podrá repetirse. «El Papa dijo que no puede venir todos los días, como solía hacer. Ha dicho que ahora no es fácil, que no puede. Que es una de esas cosas a las que ahora tendrá que renunciar», concluyó el prelado agustino ya con la nostalgia de quien sabe que su propio hermano está ahora más lejos, porque se ha convertido en padre y pastor de todos.

 

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