La coordinadora de la Pastoral Juvenil de la diócesis en la que sirvió Prevost como obispo, Ximena Alejandra Valdivia Muro, comparte un testimonio lleno de emoción, fe y compromiso juvenil y sostiene que el corazón de León XIV sigue latiendo en quienes aprendieron de su cercanía y sencillez.
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
“Fue una alegría inmensa, no tenía palabras”, afirma Ximena Alejandra Valdivia Muro, coordinadora de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Chiclayo, al recordar la elección del Papa León XIV el pasado jueves 8 de mayo de 2025. En medio de una jornada laboral, la emoción la desbordó al reconocer que quien ahora guía la Iglesia universal fue su pastor cercano, su obispo, su amigo espiritual.
Desde su grupo de WhatsApp juvenil, entre mensajes llenos de júbilo y oraciones espontáneas, hasta una reunión con colegas que presenciaron entre risas y sorpresa su llanto de emoción, Ximena describe una comunidad joven profundamente conmovida y espiritualmente unida.
Un pastor con olor a oveja
Uno de los aspectos más reiterados en el testimonio de Ximena es la cercanía del entonces obispo Robert con los jóvenes. “Siempre nos escuchaba, tenía verdadero interés en lo que hacíamos”, relata, rememorando una llamada telefónica personal que la marcó profundamente por su sencillez y atención pastoral.
La figura del ahora Papa León XIV conserva, según Ximena, la misma esencia de humildad y cercanía que mostró en Chiclayo. Su naturalidad al dirigirse a los medios, su lenguaje sencillo y sus gestos de ternura no han cambiado. “Es como si siguiera siendo nuestro obispo, pero ahora para el mundo entero”, dice.
Un mensaje de continuidad y paz
Ximena destaca también cómo el nuevo Papa ha mostrado desde el inicio su deseo de continuar las enseñanzas del Papa Francisco. Su primer mensaje en la red X –“La paz esté con todos ustedes”– fue para ella una evocación directa a las palabras que el mismo Mons. Robert le dijo alguna vez: no tengas miedo, llévalo todo a la oración.
La joven dirigente ve en este gesto una invitación clara a perseverar en la fe, a evangelizar sin temor y a llevar paz tanto al interior de los corazones como a las periferias del mundo.
El aporte de los jóvenes: autenticidad y compromiso
Consultada sobre el papel que jugarán los jóvenes ante este nuevo pontificado, Ximena es clara: “Vamos a seguir compartiendo lo que él nos enseñó: no tener miedo, perseverar, ser auténticos, volver al Padre”. En un contexto que puede resultar adverso para la vida de fe, insiste en que los jóvenes tienen un lugar fundamental en la misión de la Iglesia: hacer lío –del bueno–, como decía el Papa Francisco, y como repite ahora León XIV.
Ya preparan en Chiclayo el Jubileo diocesano, ideando pasacalles, actividades evangelizadoras y materiales de formación para vivir con sentido y entusiasmo este tiempo de gracia. El testimonio juvenil no es pasivo; es creativo, alegre y comprometido.
Deporte y fe: un camino pastoral
Aunque no lo vieron jugar al tenis directamente, sabían que era su deporte favorito. Mons. Robert, incluso antes de ser Papa, promovía el deporte como un medio para atraer a los jóvenes a la Iglesia. Ximena menciona el “Olimpi Festival”, una iniciativa de la pastoral juvenil que combina deporte y evangelización: un eco concreto de esa intuición pastoral que ahora se proyecta a escala global.
Un «sí» que enciende la esperanza juvenil
Hacia el final de la conversación, Ximena dirige un mensaje al Santo Padre, agradeciéndole su “sí” generoso, asegurándole las oraciones de toda la comunidad diocesana, y comprometiéndose a seguir sembrando el Evangelio con alegría.
Y también deja una exhortación para los jóvenes de América Latina y el Caribe:
En tiempos de incertidumbre, el testimonio de los jóvenes de Chiclayo, guiados por su experiencia directa con el ahora Papa León XIV, es un recordatorio de que la alegría del Evangelio sigue viva. Y que desde cada rincón del mundo –incluso desde un grupo de WhatsApp o una llamada en medio del trabajo– el Espíritu sigue llamando a no tener miedo.