Tras el terremoto que azotó Myanmar en marzo, las comunidades eclesiales en Mandalay enfrentan una crisis de reconstrucción. La pastoral juvenil y las autoridades eclesiásticas hacen un llamamiento urgente a la comunidad global para apoyar en la restauración de iglesias y espacios de fe, reforzando la esperanza en medio de la difícil situación sociopolítica y humanitaria del país.
Sor Elaine Castro Matheuz – Ciudad del Vaticano
En medio de las secuelas del devastador terremoto que sacudió el centro de Myanmar el pasado 28 de marzo, la Iglesia en Mandalay se encuentra en un momento difícil de reconstrucción y revitalización comunitaria. Así lo manifestó el padre Peter Kyi Maung, Vicario General de la Arquidiócesis, en una declaración a la Agencia Fides, en la cual enfatizó la urgente necesidad de devolver la esperanza a las comunidades eclesiales afectadas: «Ahora necesitamos reconstruir la esperanza en nuestras comunidades, ya duramente golpeadas por la guerra y las dificultades. Renovamos un llamamiento urgente: ayúdennos a reconstruir nuestras comunidades eclesiales en Mandalay,» expresó el sacerdote.
Inspección y prioridades en la reconstrucción
El equipo de Rescate de Emergencia de la diócesis ha llevado a cabo inspecciones en las estructuras dañadas, identificando áreas prioritarias para la reparación. En una nota publicada por el mismo equipo, se afirma: «Los espacios sagrados donde nos reunimos para el culto, la oración y el apoyo mutuo necesitan con urgencia reparación y restauración. Hacemos un humilde llamamiento a nuestra gran familia de fe para que nos preste su generosa ayuda.»
La restauración de iglesias, centros comunitarios y aulas de catequesis es vista como esencial para crear espacios seguros donde retomar las actividades religiosas y sociales. La recuperación de estos espacios permitirá reactivar la vida espiritual y pastoral de la comunidad local. “Solo así podremos reanudar plenamente la vida espiritual y pastoral del Pueblo de Dios,” afirman las autoridades eclesiales.
La Iglesia como instrumento de Misericordia
En medio de esta dura realidad, los líderes religiosos subrayan su rol como instrumentos de misericordia y esperanza. “Para tantos que sufren, somos instrumentos de la misericordia y la compasión de Dios en este tiempo de prueba. Por eso pedimos el apoyo de los creyentes de todo el mundo,” añadió el padre Peter Kyi Maung.
La esperanza renace en Myanmar ante la nueva visión del Papa León XIV
La comunidad católica en Myanmar siente con fuerza un renovado espíritu de esperanza y fe ante la elección del Papa León XIV. Para ellos, su liderazgo representa mucho más que una figura religiosa; es esperanza en tiempos difíciles. El arzobispo de Mandalay, Marco Tin Win, expresó su alegría y gratitud, felicitando al nuevo Pontífice y pidiéndole que sea un apoyo firme en la búsqueda de paz y reconciliación en su país tan vulnerable. “Este es un momento de testimonio y de evangelización para nosotros”, afirmó, resaltando la importancia de que el Papa sea un guía en medio de las dificultades, un símbolo de unión para un pueblo que anhela vivir la paz.
Desde Roma, el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon y testigo cercano de este acontecimiento en la Iglesia, compartió imágenes cálidas junto al Papa. Con esperanza en su mirada, expresó su ferviente deseo que pronto el Papa León XIV visite Myanmar. Una visita que pudiera fortalecer los lazos de esperanza, sembrar paz en corazones y acompañar a su pueblo en la recuperación de su identidad y dignidad. En medio de incertidumbres, estas voces se unen en un solo clamor: que la nueva visión del Papa ilumine el camino de Myanmar hacia un futuro lleno de esperanza, reconciliación y amor.
La voz de los laicos y la expectativa hacia el nuevo Papa
El padre Aung Myint, sacerdote dominico, destacó la relevancia de la experiencia misionera del nuevo Papa y su potencial para apoyar a los países del Sur Global, incluyendo Myanmar. “Será una voz para los que no tienen voz,” comentó.
Por último, Joseph Kung, laico de Yangon, valoró la capacidad del Pontífice de comunicarse en varios idiomas, facilitando así la colaboración con las comunidades asiáticas y en Myanmar, especialmente en tiempos de crisis.
La comunidad eclesial en Myanmar continúa siendo un pilar de esperanza y solidaridad, promoviendo la reconstrucción, la paz en medio de adversidades, siguiendo el mensaje universal de misericordia y compromiso que impulsa la Iglesia en todo el mundo.