Monseñor Paolo Rocco Gualtieri cuenta el entusiasmo del país sudamericano tras la elección del Papa: «Lleva al Perú en su corazón, aquí caminó junto a su pueblo».
Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
En la voz de monseñor Paolo Rocco Gualtieri, nuncio en Perú desde 2022, aún se percibe la emoción y el entusiasmo de un pueblo que se sintió tocado por la gracia de haber conocido y acompañado al futuro Papa. El legado del obispo Robert Francis Prevost sigue vivo, y las imágenes de su trabajo durante la pandemia de 2020 y su esfuerzo tras el paso devastador de El Niño en 2023, que se difundieron por redes sociales, televisiones y periódicos de todo el mundo, han quedado grabadas en la memoria de muchos.
“Todo el país está exultando por la elección de León XIV porque pasó la mayor parte de su vida aquí en Perú, donde acumuló mucha experiencia”, cuenta monseñor Gualtieri. “Llegó muy joven como sacerdote y misionero, luego fue docente de derecho canónico en el Seminario Mayor, vivió dos mandatos como provincial, fue educador, administrador apostólico de la Arquidiócesis de Chiclayo y, posteriormente, obispo. Una experiencia rica, dio su corazón a Perú”.
Un aliento para la población peruana
Para el representante pontificio, que llegó a Perú en diciembre de 2022, pocos meses antes de la nominación de Papa Francisco de Prevost como prefecto del Dicasterio para los Obispos, la elección de León XIV también debe interpretarse como “un aliento para el país que está viviendo una situación socio-política no tan fácil”.
Para él, la figura de este “pastor muy cercano a su pueblo, que caminó con su pueblo” es muy clara. La gente está muy vinculada a él, recuerdo que cuando vino por primera vez como cardenal al país, tuve el placer de acompañarlo a Chiclayo y la gente estaba encantada. Se veía que había sido un pastor cercano.
Un gran Papa
“Creo que la experiencia en Perú – subraya Gualtieri – fue para él maravillosa tanto como misionero, como docente, como obispo de Chiclayo. Él es una persona muy sencilla, pero determinada, un gran pastor, así lo definiría. Será un gran Papa”. Un ministerio que, sin embargo, será desafiante “pero – añade el prelado – en el signo de la unidad, para que podamos caminar juntos como una Iglesia colegial, una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina como pueblo y, como él mismo ha dicho, para iluminar la noche del mundo. Es necesario, de hecho, promover la unidad y la paz en un mundo que vive, como decía el Papa Francisco, una guerra mundial a pedazos”.