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León XIV, un mes de pontificado en nombre de la paz

León XIV, un mes de pontificado en nombre de la paz

El pasado 8 de mayo, a las 18:07 horas, la fumata blanca de la chimenea de la Capilla Sixtina anunciaba al mundo la elección del 267° Papa en la historia. Una hora después, en su primer discurso, el Pontífice hacía un llamado a la “paz del Cristo Resucitado”. A treinta días de distancia, el tema de la reconciliación aparece entre las prioridades del magisterio de Robert Francis Prevost para una Iglesia que sea “faro” en las noches del mundo

Isabella Piro – Ciudad del Vaticano

“La paz del Cristo Resucitado, desarmada y desarmante, humilde y perseverante”

León XIV ha invocado la paz desde los primeros instantes de su pontificado, cuando se asomó por primera vez desde la Logia central de la Basílica Vaticana. Eran las 19:23 horas del 8 de mayo cuando su llamamiento a la reconciliación y al diálogo resonó en la Plaza de San Pedro y, desde allí, en todo el mundo.

El primer saludo de León XIV a los fieles (8 de mayo de 2025)

El primer saludo de León XIV a los fieles (8 de mayo de 2025)   (@Vatican Media)

“¡Nunca más la guerra!”

En los treinta días siguientes, esa misma invocación fue reiterada una y otra vez, porque en casi todos los discursos públicos el Papa Prevost no dejó de repetirla. Con firmeza, el domingo 11 de mayo se dirigió a los poderosos del mundo para subrayar, en su primer Regina Caeli, “¡Nunca más la guerra!”.

Y con igual firmeza pidió que, en los territorios heridos por conflictos y violencias, principalmente Ucrania y la Franja de Gaza, la paz sea “justa y duradera”.

Desarmar las palabras para desarmar la Tierra

La reconciliación invocada “con el corazón en la mano” por León XIV es aquella que tiene “dignidad” y que se basa en el encuentro, el diálogo y la negociación; aquella que deja atrás las disputas, erradicando toda voluntad de conquista; aquella que construye puentes dando la palabra a todos, incluso a los pobres, jóvenes y marginados. Es la paz que se alcanza con un alto el fuego no solo de las armas, sino también de las palabras: “Desarmemos las palabras para desarmar la Tierra – dijo el Pontífice – exhortando a decir no a la “guerra de las palabras y las imágenes”, para crear “espacios de diálogo y confrontación” mediante una comunicación “no muscular, sino capaz de escuchar”.

La audiencia del Papa con los representantes de los medios (12 de mayo de 2025)

La audiencia del Papa con los representantes de los medios (12 de mayo de 2025)   (@Vatican Media)

La unidad de los cristianos, promesa de paz verdadera y duradera

Este objetivo – recuerda el Papa – no solo concierne a los católicos, sino que representa un compromiso común tanto interreligioso como ecuménico, una responsabilidad libre de condicionamientos políticos e ideológicos. En un mundo azotado por la guerra, la unidad de los cristianos tiene un papel vital porque permite avanzar en la promesa de una paz verdadera y duradera, sanar las heridas del pasado y “construir un nuevo futuro a través del valor de amar”.

La no violencia como método y estilo

Lo que León XIV hace, en esencia, es exhortar a la “no violencia como método y como estilo” que caracterice cada decisión, cada relación y cada acción. Sólo así – explica – se construye un “nosotros” capaz de traducirse a nivel institucional y solo así se puede estar “presente en la historia como levadura de unidad, comunión y fraternidad”.

“En el único Cristo somos uno”

Junto al fuerte tema de la paz, desde el primer mes del pontificado de Robert Francis Prevost, primer Papa agustiniano en la historia, surge también una imagen clara de la Iglesia que propone: la Iglesia de la unidad, ante todo, como se deduce del lema pontificio “In Illo unum – En el único Cristo somos uno”: Una cita de la Exposición sobre el Salmo 127 de San Agustín, para explicar que “aunque nosotros los cristianos somos muchos, en el único Cristo somos uno”.

El Pontífice durante la Misa por el inicio del ministerio petrino (18 de mayo de 2025)

El Pontífice durante la Misa por el inicio del ministerio petrino (18 de mayo de 2025)   (@Vatican Media)

La Iglesia debe ser levadura de concordia y faro del mundo

Una Iglesia fundada en el amor de Dios, “signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”, es la que anhela León XIV; una Iglesia “misionera, que abra los brazos al mundo, que anuncie la Palabra, que se deje inquietar por la historia y que se convierta en levadura de concordia para la humanidad”.

Además, una Iglesia que sea “cada vez más ciudad puesta sobre el monte, arca de salvación que navega a través de las olas de la historia, faro que ilumina las noches del mundo”, iluminada a su vez por la belleza de sus tres dimensiones: el compromiso de conversión, el entusiasmo de la misión y el calor de la misericordia.

Superar los límites para compartir la belleza del Evangelio

Una Iglesia conscientemente unida y que se perciba como “miembro del Cuerpo de Cristo” – subraya el obispo de Roma – es aquella que se abre naturalmente a la universalidad de su misión evangelizadora, superando los límites de parroquias, diócesis y naciones para “compartir con cada lugar y pueblo la sublimidad del conocimiento de Jesucristo”. Porque amor y unidad son las dos dimensiones de la misión confiada a Pedro por Jesús.

El recorrido en papamóvil durante la primera audiencia general (21 de mayo de 2025)

El recorrido en papamóvil durante la primera audiencia general (21 de mayo de 2025)   (@Vatican Media)

La familia es signo de paz y de futuro

La unidad de la Iglesia-familia de Dios también es la unidad de las familias-Iglesia doméstica: León XIV lo reafirma, haciendo referencia a esa “unión universal” que es “signo de paz” y de “futuro para los pueblos”. Porque el mundo actual necesita de la alianza conyugal para “conocer y acoger el amor de Dios y superar, con su fuerza que unifica y reconcilia, las fuerzas que desintegran las relaciones y las sociedades”.

La gracia sacramental del matrimonio debe ser testimoniada, exhorta el Papa, porque la vida cristiana es “la maravillosa experiencia del encuentro con Jesús”, no “un conjunto de preceptos a respetar” ni “una religión moralista, pesada, poco atractiva y, en ciertos aspectos, irrealizable en la concreción cotidiana”.

La Misa por el Jubileo de las familias, niños, abuelos y ancianos (1 de junio de 2025)

La Misa por el Jubileo de las familias, niños, abuelos y ancianos (1 de junio de 2025)   (@Vatican Media)

La compasión, cuestión de humanidad

Por último, pero no menos importante, está el tema de la compasión: desde el 8 de mayo hasta hoy, León XIV ha destacado que “antes que una cuestión religiosa, la compasión es una cuestión de humanidad” y ha recordado que “antes de ser creyentes, estamos llamados a ser humanos”. Por ello, “la compasión se expresa a través de gestos concretos”, acercándose al prójimo. Si se quiere ayudar a alguien, dijo el Papa, “no se puede pensar en mantenerse a distancia; hay que involucrarse, ensuciarse, quizás contaminarse… porque el otro no es un paquete para entregar, sino alguien por quien cuidarse”. La compasión se aprende del corazón de Jesús, explicó León XIV, y también con ella se construye la paz.

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