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Investigadores suizos desarrollan material vivo impreso en 3D que extrae activamente el dióxido de carbono de la atmósfera, usando cianobacterias fotosintéticas que crecen en su interior

Investigadores suizos desarrollan material vivo impreso en 3D que extrae activamente el dióxido de carbono de la atmósfera, usando cianobacterias fotosintéticas que crecen en su interior


Este material no solo convierte el CO₂ en biomasa, sino que también lo fija como minerales, lo que permite una captura de carbono más estable y eficiente.

  • Material vivo con cianobacterias que extraen CO₂ del aire
  • Secuestro dual de carbono: en biomasa y en forma mineral (carbonatos)
  • 3D imprimible, crece con luz solar y agua salada artificial
  • 400 días activos, hasta 26 mg CO₂/g de material
  • Usos potenciales: fachadas, estructuras arquitectónicas, recubrimientos
  • Instalaciones piloto en Venecia y Milán

Un paso hacia materiales inteligentes y sostenibles

Investigadores de la ETH de Zúrich han desarrollado un material de construcción vivo que extrae activamente dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera. Este material incorpora cianobacterias fotosintéticas dentro de un hidrogel imprimible en 3D, generando biomasa y minerales sólidos que permiten capturar carbono de dos formas distintas: en masa biológica y en forma mineral, más estable.

Material vivo imprimible en 3D

Este novedoso material combina un hidrogel polimérico con microorganismos que necesitan solo luz solar, agua salada artificial y CO₂ para crecer. Se puede imprimir en formas arquitectónicas complejas, como mallas o volúmenes curvos, lo que abre nuevas posibilidades en el diseño de infraestructuras sostenibles.

Secuestro dual de carbono: más allá de lo biológico

El principal valor añadido está en su capacidad de secuestrar carbono de manera dual:

  • Biomasa: producto natural de la fotosíntesis.
  • Minerales (carbonatos): precipitados gracias a la alteración del entorno químico por parte de las cianobacterias.

Este segundo modo proporciona una fijación de carbono más duradera y estable. Se ha registrado una capacidad de hasta 26 miligramos de CO₂ por gramo de material durante más de un año. Esta cifra supera muchas alternativas biológicas y se aproxima a métodos industriales como la mineralización del hormigón reciclado.

Diseño optimizado para la vida microbiana

El hidrogel actúa como hábitat permeable para las cianobacterias. Su estructura permite:

  • Penetración eficiente de la luz
  • Transporte pasivo de nutrientes
  • Distribución uniforme de las células

Gracias a estos elementos, las bacterias continúan activas por más de 400 días, endureciendo progresivamente el material a medida que depositan carbonatos, lo cual mejora sus propiedades mecánicas sin energía adicional.

Aplicaciones reales en arquitectura

Ya se han probado aplicaciones experimentales de este material en dos exposiciones internacionales:

  1. Bienal de Arquitectura de Venecia. Instalación Picoplanktonics con estructuras de hasta 3 metros de altura capaces de capturar hasta 18 kg de CO₂ por año cada una. Esto equivale al rendimiento de un pino de 20 años en clima templado.
  2. Trienal de Milán. Instalación Dafne’s Skin, que muestra cómo una envoltura viva basada en cianobacterias puede transformar estéticamente y funcionalmente una fachada de madera, capturando CO₂ mientras evoluciona visualmente con el tiempo.

Potencial de esta tecnología

Este material vivo representa un cambio de paradigma. A diferencia de los materiales de construcción tradicionales que emiten CO₂ durante su producción, este:

  • Captura carbono de manera continua durante su vida útil.
  • Reduce la necesidad de procesos industriales intensivos en energía.
  • Se integra con técnicas de fabricación digital (como la impresión 3D), minimizando desperdicios.
  • Aporta beneficios estructurales y estéticos sin recurrir a materiales sintéticos contaminantes.

Además, podría transformar edificios e infraestructuras en sumideros de carbono activos, integrando la sostenibilidad en la propia materia de la arquitectura. Su implementación en fachadas, techos o mobiliario urbano ofrecería soluciones prácticas y escalables frente al cambio climático.

Este tipo de materiales vivos no solo son innovadores —son necesarios si se quiere avanzar hacia una economía verdaderamente circular y carbono-negativa.

Vía ETH Zúrich



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