Advertisement

cómo cambiar el juego sin gastar más energía de la necesaria

cómo cambiar el juego sin gastar más energía de la necesaria


Cómo reducir el consumo en plantas industriales, optimizar maquinaria para carnicería y avanzar hacia una producción más sostenible sin perder calidad.

  • Procesar alimentos consume mucha energía.
  • Nuevas tecnologías mejoran eficiencia sin perder calidad.
  • Maquinaria para carnicería industrial también se renueva: menos consumo, más control.
  • Ejemplos reales de ahorro y sostenibilidad.
  • El futuro apunta a lo local, automatizado y con conciencia energética.

¿Qué es el procesamiento de alimentos con eficiencia energética?

No se trata solo de gastar menos electricidad. Es una forma de pensar y diseñar toda la cadena: desde cómo se enfría la carne en una planta, hasta cómo se embalan los productos. Porque cuando hablamos de eficiencia energética en alimentos, no hablamos de detalles técnicos lejanos, sino de decisiones que afectan lo que comemos cada día.

Un dato claro: una planta de procesamiento de carne puede gastar más de 3.000 kWh por tonelada producida, especialmente si trabaja con refrigeración continua. Eso, traducido, es como alimentar durante un mes a 10 hogares enteros, solo para procesar 1 tonelada de carne.

Maquinaria para carnicería industrial: la clave está en el motor (y en la cabeza que lo controla)

La carnicería industrial tradicionalmente ha sido ruidosa, grande y devoradora de energía. Pero eso está cambiando. Hoy, las nuevas máquinas vienen con motores de velocidad variable, sistemas de aislamiento térmico mejorado, y sensores inteligentes que ajustan el uso de energía en tiempo real.

Por ejemplo, una sierra automática moderna consume hasta un 40 % menos de energía que sus versiones anteriores, y no lo hace bajando la velocidad o la calidad de corte. Lo hace porque solo se activa al detectar producto, regula la presión automáticamente y entra en modo reposo cuando no está en uso.

Ejemplo real: una planta en Girona sustituyó su línea de picadoras tradicionales por una línea con variadores de frecuencia. El resultado fue una reducción del 28 % en la factura eléctrica mensual, sin sacrificar productividad.

¿Dónde se pierde la energía? Spoiler: no siempre es donde crees

No todo se va en las máquinas. Un gran porcentaje de la energía se pierde en procesos como:

  • Refrigeración mal aislada o sobredimensionada.
  • Equipos que no se apagan nunca.
  • Sistemas de aire comprimido ineficientes.
  • Procesos térmicos mal gestionados, como cocción o curado.

Pequeños cambios pueden tener gran impacto. Poner detectores de presencia en cámaras frigoríficas, usar calor residual para precalentar agua, o mantener los equipos limpios y afinados son cosas simples que recortan consumo sin inversión millonaria.

Tecnología que ayuda: no solo para grandes corporaciones

No hace falta ser una gran multinacional para dar este paso. Existen soluciones adaptadas a pequeñas y medianas empresas: desde sistemas modulares de procesado que consumen menos, hasta software de monitoreo energético para entender de dónde vienen los picos de gasto.

Un matadero de tamaño medio puede implementar sensores en zonas clave, como la zona de despiece o la de empaquetado, y saber exactamente qué máquina consume más. No es brujería, es información útil.

Potencial

Hacer más con menos energía no es solo un ahorro de dinero. Es una forma directa de reducir la huella de carbono de uno de los sectores más exigentes con el planeta. Si se optimiza el consumo energético en el procesamiento de alimentos, se emite menos CO₂, se usa menos agua y se mejora la trazabilidad.

Y esto no es teoría. Ya hay plantas procesadoras en Europa que funcionan con paneles solares combinados con acumuladores térmicos, generando hasta un 60 % de su propia energía.

Menos combustibles fósiles, menos desperdicio, más independencia energética.

¿Qué podemos aprender de esto?

  • Cada kilovatio cuenta. Lo que se ahorra en una máquina se nota en el planeta.
  • Eficiencia no es lujo: se puede aplicar en negocios grandes o pequeños.
  • La tecnología sola no basta: hace falta cultura energética dentro de las empresas.
  • Consumir con conciencia también implica saber de dónde vienen los alimentos y cómo se procesan.
  • La sostenibilidad empieza en el diseño del proceso, no solo en el producto final.

Hacer las cosas bien no significa hacerlas más caro. Significa hacerlas con cabeza. La eficiencia energética en el procesamiento de alimentos —y en especial en maquinaria para carnicería industrial— ya no es una opción. Es una forma inteligente de estar en el negocio, sin quedarse atrapado en el siglo pasado.



Fuente

¡Aviso de Facebook para la UE! ¡Necesitas iniciar sesión para ver y publicar comentarios de FB!
Enable Notifications OK No thanks