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El Papa a la Orden de Malta: Anuncien el amor de Dios a los pobres con el testimonio

El Papa a la Orden de Malta: Anuncien el amor de Dios a los pobres con el testimonio

En un mensaje con ocasión de la solemnidad de San Juan Bautista, León XIV recuerda la importancia de discernir los signos del Espíritu para no caer en la mundanidad: «La supremacía de Dios – escribe el Papa – no puede venderse al poder de este mundo». Nos insta, pues, a recorrer el camino emprendido hacia una renovación que no es sólo «institucional, normativo: debe ser ante todo interior, espiritual».

Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano

Tuitio fidei y obsequium pauperum: la defensa de la fe y el servicio a los pobres, principios inspiradores de la Soberana Orden Militar de Malta, son las directrices del mensaje del Papa León XIV enviado hoy con ocasión de la solemnidad de San Juan Bautista, protector de la Orden religiosa. El Pontífice recuerda que la dedicación a los marginados es expresión del amor de Dios que se hace testimonio y palabra.

“Si esto faltara, la Orden perdería su carácter religioso y quedaría reducida a una organización con fines filantrópicos”.

LEE AQUÍ EL MENSAJE DEL PAPA A LOS MIEMBROS DE LA SOBERANA ORDEN DE MALTA

La respuesta al amor

Por eso, el amor ofrecido a los demás, siguiendo el ejemplo de Jesús, se convierte en «una respuesta de amor», en «su abajamiento nos comunica su amor, que podemos corresponderle con gratitud».

“Lo mismo ocurre con los pobres. Si lo amamos poniéndonos a su nivel, el amor que le comunicamos nos vuelve en su gratitud, hecha no de humillación, sino de alegría. Esto es tuitio fidei, porque haciendo así se transmite concretamente la fe en Dios que es amor, ofreciendo la experiencia de su cercanía”.

Discernir lo bueno

León XIV también pone en guardia contra los medios utilizados para ayudar a los necesitados. “Para alcanzar un buen fin – subraya –, los medios deben ser buenos; pero en este campo la tentación puede presentarse fácilmente bajo la apariencia del bien”. De ahí la invitación a valorar siempre todo a la luz de los principios inspiradores – tuitio fidei y obsequium pauperum – sin dejarse atraer por la mundanidad, que tal vez no se percibe «precisamente por la ilusión que la mundanidad comporta». Por eso es importante recordar que «no somos del mundo» y que Jesús también fue tentado por el maligno. «En esta tentación tan sutil —añade—, la supremacía de Dios no se vende al poder de este mundo. Si hubiera consentido en la tentación, Jesús habría recurrido a medios ilícitos y no habría alcanzado el objetivo que el Padre le había fijado para su misión».

“El Espíritu revela los engaños del maligno, por eso estamos llamados a discernir continuamente si es el Espíritu, el maligno o en todo caso nuestro propio interés el que nos guía”.

Una renovación espiritual

«Están comprometidos en un camino de renovación», subraya el Papa, un camino que «no puede ser simplemente institucional, normativo: debe ser ante todo interior, espiritual, porque esto da sentido a los cambios en las reglas». Recuerda luego la modificación de la ley de la Carta Constitucional y del Código Melitense, necesaria para aclarar mejor «la naturaleza de la Orden religiosa, dada y garantizada por los miembros de la Primera Clase, pero cuya fuerza carismática es compartida también por la Segunda y la Tercera Clase con una gradualidad diferente». La Primera Clase incluye a los Caballeros Profesos y a los Capellanes Conventuales Profesos que deben hacer votos de pobreza, castidad y obediencia; La Segunda Clase incluye a los caballeros y damas que viven según los principios cristianos y aquellos relacionados con el espíritu de la Orden; La Tercera Clase está formada por miembros laicos que no hacen votos ni promesas religiosas, sino que viven de acuerdo con los principios de la Iglesia y de la Orden.

La conversión del corazón

El camino de renovación no ha terminado, enfatiza el Papa, sino que «requiere la conversión del corazón, una tarea que dura toda la vida para cada uno de nosotros. Sabemos lo agotadora que es la conversión del corazón». El Papa invita a los miembros de la Primera Clase a «superar toda tentación de secularización, es decir, de una vida no animada por esa radicalidad evangélica que es propia de una Orden religiosa», exhortándolos a leer los signos del Espíritu: una gracia que puede recaer también sobre las demás Clases. La conversión, añade León XIV, se realiza también a través del cuidado de «los señores enfermos, como os gusta decir, y de los pobres de toda clase» y es fruto de la espiritualidad del beato Fray Gerardo, fundador de la Orden de San Juan de Jerusalén.

La oración, elemento fundacional de la formación

El Papa expresó gran esperanza por la presencia de algunos aspirantes al noviciado, que también representan «un desafío para toda la Orden y especialmente para los formadores. La formación es un aspecto fundamental para todos los institutos de vida consagrada y es particularmente exigente debido a la complejidad de la experiencia de los candidatos en el tiempo actual».

“Debe tener como elemento fundamental la oración: litúrgica y personal, alimentada por la soledad y el silencio, dimensiones que son necesarias cuanto más se dedica a la actividad de servicio a los demás, para que ésta sea testimonio del amor de Dios, que se hace presente”.

La esperanza no decepciona

El Papa alienta también vivamente el deseo de algunos profesos de iniciar una vida comunitaria que “forje concretamente la caridad mutua y la auténtica observancia de los tres consejos evangélicos”.

“Aunque este propósito encuentre algunas dificultades en su realización, éstas podrán ser superadas con la ayuda del Espíritu, gracias al cual la esperanza no defrauda”.

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