Nuevo estudio afirma que el ejército de EE.UU. produce la mayor cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero de todas las instituciones del mundo


Recortar su gasto podría resultar en una reducción significativa en el consumo de energía comparable al uso anual de energía del estado de Delaware o de toda Eslovenia.
- EE. UU.: mayor emisor institucional de gases de efecto invernadero.
- Reducir gasto militar = gran ahorro energético.
- Jet fuel, bases y vehículos: los mayores consumidores.
- Corte sostenido hasta 2032 = consumo total anual de Eslovenia.
- Cambio climático es amenaza reconocida por el propio Pentágono.
Reducción del gasto militar en EE. UU. podría ahorrar tanta energía como un país pequeño
Una investigación liderada por Ryan Thombs (Penn State University) y publicada en PLOS Climate ha puesto el foco en una fuente de emisiones rara vez discutida en debates ecológicos: el gasto militar de Estados Unidos.
Según el estudio, las fuerzas armadas estadounidenses son el mayor emisor institucional de gases de efecto invernadero en el mundo, y recortar su presupuesto podría tener efectos concretos y mensurables sobre el consumo energético global.
Una fuente masiva de emisiones invisibles
La actividad militar genera emisiones en todas sus fases: mantenimiento de bases, entrenamientos, desarrollo de tecnologías, logística internacional, y transporte de armamento y tropas. Todo esto requiere grandes cantidades de energía fósil, en particular combustible para aviones de combate, que representa un componente desproporcionado del gasto energético del Departamento de Defensa.
El propio Pentágono ha advertido que el cambio climático representa una amenaza directa para la seguridad nacional, creando paradojas evidentes: para prepararse contra los riesgos climáticos, se intensifica una estructura que los agrava.
Lo que revela el análisis
El estudio revisó datos de gasto militar y consumo energético desde 1975 hasta 2022. Las conclusiones son contundentes:
- Reducir el gasto militar genera una reducción de energía más significativa que el aumento del gasto provoca en su consumo.
- Esto se debe principalmente a la disminución en el uso de instalaciones, vehículos, equipos y, sobre todo, combustible de aviación.
- Los investigadores proyectaron diferentes escenarios hasta 2032: en el mejor de ellos, los ahorros energéticos anuales serían equivalentes al consumo de toda la República de Eslovenia o del estado estadounidense de Delaware (aproximadamente 90.000 millones de megajulios anuales).
Un impacto que no puede ignorarse
Este estudio es relevante por dos motivos clave:
- Muestra que los gastos militares no son neutros en la crisis climática.
- Demuestra que las decisiones presupuestarias tienen impactos ecológicos concretos.
En un momento en el que los gobiernos buscan vías de descarbonización, ignorar el papel del sector militar sería un error estratégico y ético.
Reducir el gasto en infraestructura militar no significa debilitar la defensa, sino replantear prioridades nacionales desde una perspectiva energética y ambiental. Las ventajas son múltiples:
- Reducción de combustibles fósiles: especialmente del queroseno de aviación, uno de los más contaminantes.
- Menor presión sobre recursos naturales: menos bases, menos materiales, menos desplazamientos internacionales.
- Mayor inversión disponible para energías limpias: fondos que podrían redirigirse a innovación renovable, eficiencia energética o protección de ecosistemas.
En suma, la sostenibilidad global no depende solo de paneles solares o coches eléctricos. También implica decisiones estructurales sobre cómo se organiza y financia el poder estatal. Y entre todas las posibles palancas de cambio, la desmilitarización energética es una de las más subestimadas y con mayor potencial transformador.
Más información: Reducing U.S. military spending could lead to substantial decreases in energy consumption | PLOS Climate
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