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Investigadores chinos convierten una simple pasta térmica en batería de emergencia con 90 Wh/kg de densidad energética

Investigadores de la Universidad de Nanjing han creado una batería de hierro-aire basada en hidrogel que puede ensamblarse fácilmente usando materiales de pastas térmicas comerciales.

  • Calor convertido en electricidad útil.
  • Batería de hierro-aire activada con hidrogel.
  • Funciona hasta en -20 °C.
  • Montaje sencillo, sin herramientas.
  • Carga móviles y alimenta luces LED.
  • Potencial en emergencias y zonas remotas.

Pasta térmica que se convierte en batería de emergencia

Una nueva tecnología permite transformar las tradicionales pastillas térmicas en baterías funcionales, capaces de generar electricidad en condiciones extremas. Investigadores de la Universidad de Nankín han desarrollado un sistema de batería de hierro-aire basado en hidrogel que reutiliza el hierro de estos productos para producir energía eléctrica, en lugar de calor.

La clave está en redirigir la reacción química: el hierro contenido en las pastillas térmicas, que normalmente se oxida para generar calor, se reconduce mediante una estructura modificada con electrolitos de hidrogel y catalizadores, permitiendo así generar una corriente eléctrica. El resultado: un sistema que, con una simple modificación, transforma una fuente de calor desechable en una fuente de energía portátil.

Un diseño pensado para situaciones reales

El prototipo no es solo una curiosidad de laboratorio. Los investigadores liderados por el profesor Ping He han diseñado una solución realista y funcional para personas que se enfrentan a condiciones adversas: alpinistas, equipos de rescate, comunidades en zonas aisladas o sin acceso fiable a la red eléctrica.

El electrolito de hidrogel contiene 3% de sal potásica de ácido poliacrílico (PAAK) y 0,5% de lignosulfonato de sodio, una mezcla que no solo mejora la conductividad iónica, sino que también mantiene la batería operativa hasta temperaturas de -53 °C, un umbral muy por debajo del de muchas baterías comerciales. Incluso a -20 °C, la batería conserva más del 45% de su capacidad original.

Este tipo de rendimiento, sumado a la facilidad de ensamblaje (sin necesidad de herramientas ni conocimientos técnicos), convierte a esta tecnología en una alternativa sólida frente a baterías convencionales que requieren logística más compleja o se degradan con el frío.

Energía práctica en condiciones extremas

La batería produce 0,98 V por celda y 2,68 Ah de capacidad a temperatura ambiente. Cuatro celdas conectadas en serie alcanzan el voltaje necesario para cargar un teléfono móvil, un detalle que no es menor: en situaciones de emergencia, la comunicación puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Además, la densidad energética alcanzada (89,92 Wh/kg) compite de forma favorable con baterías de plomo-ácido, pero con un peso mucho menor y sin los riesgos medioambientales asociados a esos sistemas. Al no usar metales pesados ni compuestos tóxicos, su impacto ambiental es significativamente inferior.

Un avance con aplicaciones inmediatas

Aunque el sistema fue concebido como una solución de emergencia, su versatilidad abre la puerta a nuevos usos en zonas rurales, catástrofes naturales o conflictos donde el acceso a energía es limitado. Proyectos similares están siendo evaluados por organismos de ayuda humanitaria que buscan fuentes de energía autónomas, ligeras y resistentes.

En paralelo, países como Japón y Corea del Sur están revisando sus normativas sobre almacenamiento energético para incluir tecnologías más sostenibles en kits de emergencia domésticos. Este tipo de batería, por su bajo coste y facilidad de uso, podría incorporarse fácilmente a mochilas de emergencia, refugios climáticos o botiquines avanzados.

Potencial

El desarrollo de esta batería de hierro-aire con materiales reutilizados es un paso concreto hacia una transición energética más justa y resiliente. Aporta valor en varios frentes:

  • Reutiliza productos cotidianos, reduciendo residuos y ampliando el ciclo de vida útil de materiales comunes.
  • Funciona sin litio ni tierras raras, lo que alivia la presión sobre recursos minerales críticos y reduce la huella ambiental de la producción de baterías.
  • Permite la autogestión energética, algo clave en comunidades aisladas o afectadas por crisis climáticas.
  • Fomenta soluciones descentralizadas, compatibles con modelos de economía circular y baja emisión.

Si se logra escalar esta tecnología, podríamos ver en un futuro paquetes térmicos que sirvan tanto para calentar como para iluminar una tienda de campaña, cargar un GPS o alimentar sensores en zonas remotas, sin generar emisiones adicionales ni depender de redes eléctricas vulnerables.

En tiempos de incertidumbre climática, innovaciones como esta recuerdan que la creatividad y el ingenio pueden convertir problemas cotidianos en soluciones sostenibles.

Más información: A low–temperature emergency power source designed from warm pastes based on hydrogel – ScienceDirect


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