Nuevo estudio afirma que el cambio climático está degradando el valor nutricional de los cultivos


El cambio climático está minando silenciosamente los nutrientes de nuestros alimentos. Un estudio pionero encuentra que el aumento del CO2 y las temperaturas más altas no solo están remodelando la forma en que crecen los cultivos, sino que también están degradando su valor nutricional, especialmente en verduras de hoja verde vitales como la col rizada y las espinacas.
- Calor y CO₂ alteran calidad de los alimentos.
- Menos nutrientes en verduras de hoja verde.
- Plantas más grandes, pero menos sanas.
- Afecta salud, seguridad alimentaria y sostenibilidad.
- Cambio climático ya impacta cultivos clave.
- Necesidad urgente de adaptación agrícola.
El cambio climático reduce el valor nutricional de los cultivos
Más allá de la cantidad de alimentos que se producen, el contenido nutricional de lo que comemos también se ve amenazado por el cambio climático. Un nuevo estudio presentado en la Society for Experimental Biology’s Annual Conference en Amberes (2025) confirma que el aumento de las temperaturas y los niveles crecientes de dióxido de carbono (CO₂) están degradando la calidad nutricional de cultivos como la espinaca, la col rizada y la rúcula.
Más CO₂, menos nutrientes
El equipo de investigación liderado por Jiata Ugwah Ekele, doctoranda en la Liverpool John Moores University, cultivó verduras de hoja en laboratorios diseñados para simular las condiciones climáticas previstas en el Reino Unido. Estos entornos replicaron escenarios con distintas combinaciones de calor y concentraciones de gases de efecto invernadero, revelando un patrón claro: a medida que aumentan el CO₂ y la temperatura, los cultivos pierden minerales esenciales como el calcio y compuestos antioxidantes clave para la salud.
Aunque en escenarios de calentamiento moderado las plantas crecieron más, su densidad nutricional disminuyó. Pero el panorama empeora bajo condiciones más extremas: además de la pérdida de nutrientes, los cultivos dejaron de aumentar su tamaño. En algunos casos, los niveles de azúcares simples aumentaron, lo que puede parecer positivo, pero se traduce en alimentos menos equilibrados desde el punto de vista nutricional.
¿Qué implica esto para la alimentación humana?
Este fenómeno obliga a repensar el sistema alimentario desde una perspectiva más amplia. No basta con producir suficientes calorías: es fundamental garantizar alimentos nutritivos, funcionales y adaptados al nuevo contexto climático. Una dieta rica en vegetales pierde parte de su capacidad protectora si los alimentos tienen menos micronutrientes, lo que podría agravar problemas de salud pública como la desnutrición oculta o las enfermedades crónicas.
El impacto no es uniforme: diferentes especies vegetales responden de forma desigual. Esta variabilidad abre una puerta a la investigación de cultivos más resilientes, pero también complica la transición agrícola.
Una amenaza global que ya es visible
Este estudio se suma a un creciente cuerpo de evidencia que muestra cómo el cambio climático está afectando cultivos básicos. Investigaciones anteriores ya habían alertado sobre la reducción de rendimientos en el arroz, la soja o el trigo. En el Reino Unido, por ejemplo, cultivos tradicionales como las fresas o las cebollas podrían dejar de ser viables bajo un escenario de aumento de 2 °C, obligando a los agricultores a adaptarse a especies no autóctonas y cambiantes condiciones del suelo.
Este tipo de transformaciones no solo tienen consecuencias económicas. También afectan la soberanía alimentaria, los hábitos de consumo y la biodiversidad agrícola.
Vía www.eurekalert.org
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