ZeniMax en crisis tras despidos masivos de Xbox

La moral está por el piso en ZeniMax. Luego de la última ronda de despidos impulsada por Xbox, empleados del estudio describen una atmósfera cargada de tristeza, incertidumbre y confusión total. Para muchos, el ambiente de trabajo ya no se siente como un lugar creativo, sino como un “cementerio”.
Las declaraciones más fuertes vienen de Autumn Mitchell, parte del equipo de QA, describió cómo volver al trabajo “es como visitar un cementerio”. Su testimonio, al igual que el de otros colegas, deja claro que los recortes no solo fueron inesperados, sino mal ejecutados y emocionalmente devastadores.
Una pérdida que no se mide solo en números
Lo más preocupante es que se han ido desarrolladores clave con años de experiencia, gente que conocía el ADN del estudio y era esencial para mantener la calidad en proyectos futuros. Ahora, los que quedan deberán cubrir múltiples roles, muchos de ellos fuera de su campo de especialización. Mitchell advierte que se perdieron décadas de conocimiento institucional, algo que ni la gerencia de Xbox parece haber considerado.
Los empleados también critican el modo en que se comunicaron los despidos, con acceso bloqueado a correos y canales internos, cero respuestas durante horas y una falta total de humanidad. “No me importa cuántas veces quieran hacerlo parecer normal, no lo es”, afirma Mitchell. “Dicen que es con respeto, pero no lo es”.
Xbox, bajo fuego por su desconexión con el estudio
Además del shock, hay enojo hacia el liderazgo de Xbox, al que describen como “completamente desconectado” de la realidad diaria del estudio. En paralelo a los despidos, se enviaban correos celebrando logros de marca, lo que fue interpretado como una falta total de empatía.
Parte del equipo que sigue en ZeniMax está protegido por sindicatos como ZeniMax Words United-CWA y ZOS United-CWA, que han sido clave para limitar los despidos masivos. Sin ese respaldo, el golpe podría haber sido aún mayor.
A pesar de todo, hay quienes aún creen en el estudio. “No nos quedamos por miedo a perder el trabajo. Nos quedamos porque alguna vez creímos en la cultura y los valores que había acá”, explica Mitchell.
Fuente: Eurogamer
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