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Nuevo estudio descubre que sólo 3 marcas están detrás del 59% de las botellas plásticas halladas en costas del Pacífico latinoamericano

Se recolectaron botellas en 38 asentamientos humanos, 92 playas continentales y 15 playas insulares, cubriendo unos 12,000 km de costa del Pacífico latinoamericano.

  • Botellas plásticas: mayoría de origen local.
  • Falta de gestión de residuos: factor clave.
  • Islas del Pacífico: plástico flotante desde Asia.
  • Voluntariado masivo: más de 1.000 personas.
  • Polución estructurada: hábitos, corrientes y fronteras.
  • Biodiversidad adherida al plástico: un nuevo hábitat.
  • Llamado a políticas firmes y envases reutilizables.

Una crisis ambiental visible en cada playa

Las botellas de plástico y sus tapas están invadiendo las costas del Pacífico latinoamericano. No son residuos anónimos: en su mayoría, provienen de marcas ampliamente reconocidas y consumidas localmente, como The Coca-Cola Company, Aje Group y PepsiCo.

Esta contaminación se concentra especialmente en las playas urbanas del continente, donde el consumo de bebidas en envases de un solo uso es altísimo y la infraestructura de gestión de residuos es deficiente o directamente inexistente. Las corrientes marinas hacen el resto, empujando la basura hacia el litoral y acumulándola allí por años, incluso décadas.

Las islas reciben otro tipo de basura

En cambio, las islas oceánicas como Galápagos o Rapa Nui cuentan una historia distinta. Allí, buena parte de los residuos plásticos —en especial botellas completas, muchas con sus etiquetas y tapas intactas— llegan desde Asia, arrastradas por las corrientes del Pacífico tras ser desechadas, presumiblemente, en alta mar.

Esta diferenciación geográfica revela una dinámica compleja donde el origen de la basura depende tanto de los hábitos locales como de los flujos oceánicos. Y subraya la necesidad de medidas internacionales, no solo nacionales o comunitarias.

Un mapa del plástico en el Pacífico

El estudio, liderado por la Universidad de Barcelona, es el primero en su tipo que analiza de forma sistemática la contaminación por botellas plásticas en más de 12.000 km de costa, abarcando desde México hasta Chile. Involucró a más de 1.000 voluntarios y 200 líderes locales entre 2023 y 2024, en un esfuerzo notable de ciencia ciudadana.

Se muestrearon 92 playas continentales, 15 insulares y 38 comunidades costeras. Los hallazgos son contundentes: la mayoría de los residuos plásticos provienen de la región, especialmente en zonas urbanas. En islas, en cambio, aparecen con más frecuencia objetos antiguos, incluyendo una botella de Powerade® fabricada en 2001 hallada en Perú y otra de Coca-Cola® de 2002 encontrada en una isla chilena.

Etiquetas que cuentan una historia

Gracias a la lectura de etiquetas, grabados y códigos de fabricación, el equipo pudo rastrear no solo el fabricante, sino también la antigüedad y el país de origen de muchas botellas. Esta técnica, poco explotada hasta ahora, permitió reconstruir trayectorias específicas de contaminación, evidenciando cómo un objeto desechado puede viajar miles de kilómetros antes de llegar a una playa remota.

El peso de los envases de un solo uso

Del total de botellas recolectadas, el 59% fueron fabricadas en países latinoamericanos del Pacífico. Predominaron las de bebidas gaseosas, agua y energéticas, casi todas de un solo uso y tamaño individual. Un patrón de consumo intensivo que genera residuos de vida útil efímera pero persistencia ambiental casi eterna.

En las playas continentales, más de la mitad de las botellas ya no tenían tapa (54,9%), mientras que en las islas, el 73,4% aún conservaban la suya. Esto sugiere distintos tiempos de permanencia en el mar y diferentes rutas de llegada.

Se identificaron 356 marcas de 253 empresas, pero el protagonismo de Coca-Cola, Aje Group y PepsiCo fue abrumador. No es una coincidencia: son líderes en volumen de ventas en América Latina y su modelo de negocio se basa en envases desechables distribuidos masivamente.

No toda la basura es local

Aunque la mayoría de los residuos eran locales, un 1,8% de las botellas venía de Asia, un 0,3% de América del Norte y un 0,04% de Europa. En casi un 39% de los casos no fue posible identificar el origen, lo que refleja tanto la degradación de los materiales como las limitaciones del etiquetado.

La distribución también mostró patrones regionales marcados. En México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú y Chile, la mayoría de las botellas eran nacionales. Pero en El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, predominaban las extranjeras, lo que podría relacionarse con corrientes marinas más activas, turismo internacional y flujos comerciales marítimos.

Panamá, un punto crítico

Panamá sobresalió como uno de los países con mayor diversidad de residuos, con botellas de al menos seis regiones distintas. Su ubicación geográfica y su rol como centro logístico y canal interoceánico podrían explicar esta variedad, aunque también plantea desafíos específicos en términos de monitoreo y control de residuos flotantes.

La basura como hábitat

Uno de los hallazgos más inesperados fue la presencia de organismos marinos adheridos a las botellas, conocidos como epibiontes. Aparecieron en casi un 9% de los residuos analizados, sobre todo en playas continentales de Centroamérica. Esto confirma que el plástico flotante no solo contamina, sino que se convierte en soporte para nuevas formas de vida, algunas potencialmente invasoras.

Más que limpiar: regular y transformar

El estudio subraya que limpiar playas no es suficiente. Hace falta reforzar la infraestructura local de recolección y reciclaje, pero también ejercer presión directa sobre las empresas para que abandonen el modelo de envases desechables. La solución no es solo técnica, sino política y comercial.

Algunas iniciativas ya comienzan a ganar fuerza. En Colombia, por ejemplo, la Ley 2232 de 2022 establece progresiva prohibición de plásticos de un solo uso. Chile, por su parte, avanzó con la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor), que obliga a las empresas a hacerse cargo de los residuos que generan.

Sin embargo, la transición hacia envases reutilizables aún es marginal y enfrenta resistencia de las grandes marcas. La falta de incentivos económicos y la escasa voluntad regulatoria en muchos países hacen que este cambio sea lento, a pesar de su urgencia.

Más información: Abundance, provenance, and characteristics of plastic beverage bottles in human settlements and on beaches of the Latin American Pacific region: a citizen science study – ScienceDirect


Fuente

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