En una emotiva misa en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, se despidió al Cardenal Luis Pascual Dri, fraile capuchino y confesor del Papa Francisco, fallecido el 30 de junio. La ceremonia, presidida por el arzobispo Mons. Jorge García Cuerva, honró su vida de humildad, misericordia y servicio.

Sor Elaine Castro Matheuz- Ciudad del Vaticano 

El pasado 30 de junio, el Cardenal Luis Pascual Dri, fraile capuchino y confesor del Papa Francisco, falleció en Buenos Aires. Nombrado cardenal por el Pontífice el 30 de septiembre de 2023, su vida estuvo marcada por un compromiso constante con el perdón, la escucha y la misericordia.

La misa en defensa de la esperanza y la misericordia

La ceremonia fue presidida por el arzobispo Mons. Jorge García Cuerva, acompañado por otros obispos, frailes y numerosos fieles que acudieron a honrar a quien fue un ejemplo de humildad y servicio desinteresado, según lo publicado en el sitio oficial de En camino.

Mons. García Cuerva resaltó la pérdida de dos grandes figuras espirituales en este año: el Papa Francisco y el Padre Luis Dri, a quien consideró “el padre de la misericordia”. El arzobispo expresó que “el mejor homenaje que le podemos hacer es ser buena gente, tratar de no juzgar, de no condenar y repartir abrazos como los que nos daba él, reconociendo nuestra fragilidad y necesidad de misericordia”.

En un ambiente de recogimiento, la homilía estuvo centrada en la gracia y el ejemplo de vida del cardenal, describiéndolo como un testimonio vivo del amor de Dios y un portador incansable de la misericordia. “Siempre nos resaltaba que lo importante es volver, confiar en el amor de Dios y aceptar que Dios ya sabe todo”, comentó García Cuerva.

Despedida al Cardenal Luis Pascual Dri en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya

Despedida al Cardenal Luis Pascual Dri en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya

Un abrazo del amor divino

Durante su homilía, el arzobispo destacó que “el Padre Luis fue un testigo de la misericordia, un ejemplo de amor que conmovía”. Además, recordó la invitación permanente del cardenal a no juzgar ni condenar, a tomar conciencia de la fragilidad humana y a ofrecer auténticos abrazos de misericordia.

“Ahora nos toca a nosotros, ser capaces de dar esos abrazos, de no juzgar y de cuidar la lengua, que tantas heridas puede causar”, afirmó García Cuerva, quien también agradeció el ejemplo de amor que el cardenal dejó en la comunidad.

“Decía ayer que muchos de nosotros aquí llegamos a veces muy nublados, sin luz, tristes. Y lo buscábamos a él, para mirarlo a través de los ojos claros del Padre Luis, y así recargar nuestras energías, como si fuésemos girasoles que buscan la luz”. El arzobispo, como mensaje final, alentó a todos los presentes a seguir cargando sus energías con la esperanza y el amor divino, tal como lo hacían al mirar al Padre Luis.